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Archivo Nacional pide entrega de los cuadernos de Figueroa

• Documentos de José María Figueroa aparecieron en el 2007
• Institución defiende que el Estado tramitó su compra en 1900
• Herederos de expresidente Rafael Yglesias sostienen que les pertenecen

FUENTE: La Nación. Artes y Letras, p. 17 A
FECHA: 19 de abril de 2010
DIRECCIÓN: http://www.nacion.com/2010-04-20/AldeaGlobal/NotaPrincipal/AldeaGlobal2340540.aspx
AUTOR: Pablo Fonseca Q. | This e-mail address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it

El Archivo Nacional solicitó la entrega de los llamados cuadernos de Figueroa, una serie de documentos de gran valor para la historia de Costa Rica, elaborados por José María Figueroa Oreamuno en el siglo XIX y encontrados en el 2007 en la biblioteca del expresidente Rafael Yglesias Castro (1894-1902).

De acuerdo con Virginia Chacón, directora del Archivo Nacional, existe documentación que permite concluir que el Estado costarricense tramitó la compra de esos documentos hace más de un siglo, en el año 1900. Además, en setiembre de 2007 los declaró patrimonio documental del país.

Sin embargo, los poseedores de los cuadernos –entre ellos nietos del expresidente Yglesias– sostienen que son privados y que el Estado no pagó por ellos.

Es más, los herederos de Yglesias están a punto de presentar la edición facsimilar de dos de los seis cuadernos descubiertos y su vocero, el filólogo Carlos Porras, aceptó que en algún momento tuvieron interés en venderlos.

Descubrimiento. José María Figueroa fue un aventurero y empresario costarricense que vivió a mediados del siglo XIX. Elaboró el Álbum de Figueroa, un valioso documento con mapas y textos que narran la historia de Costa Rica hasta finales del siglo XIX.

En el 2007, seis cuadernos de su autoría, hasta entonces desconocidos, aparecieron en la que fue la biblioteca de Rafael Yglesias.

Esa biblioteca había sido custodiada por el exdiputado y nieto del expresidente, Cristian Tattenbach Yglesias.

Tras su fallecimiento en el 2007, su hermana, Manuela Tattenbach, contactó al Archivo Nacional para que valorara algunos de los documentos.

Después de la revisión por parte de especialistas, se elaboró un informe que recomendaba la declaración como patrimonio de documentación pública y privada.

Manuela Tattenbach, según la directora del Archivo Nacional, estuvo de acuerdo en donar todo lo solicitado por esa institución –incluidos los cuadernos de Figueroa– y por eso en setiembre de 2007 se declaró a los documentos de “valor científico cultural”, un requisito previo para su ingreso al Archivo.

Cuando el 15 de enero de 2008 se presentó el contrato para la donación, Tattenbach declinó entregar “algunos documentos, entre ellos los seis tomos de José María Figueroa”, según consta en documentación oficial del Archivo.

Por eso, el Archivo redactó un nuevo contrato, firmado el 28 de febrero de ese año y el cual excluía los documentos de Figueroa, pero dejaba la posibilidad de que se donaran “en un futuro” no especificado.

En julio del 2008 fue la última vez que la directora del Archivo le recordó formalmente a Tattenbach lo que ella considera su compromiso con la donación, pero hasta la fecha no ha recibido respuesta.

En venta. A pesar del interés original de donar los cuadernos al Estado, estos se pusieron a la venta. Carlos Porras precisó que fue un “familiar cercano” de los herederos el que los ofreció.

Según consultas hechas por La Nación, los documentos fueron ofrecidos a entidades públicas y privadas por un precio que supera los $100.000.

El Archivo Nacional fue una de la entidades contactadas; recibió la oferta telefónicamente a finales del año pasado, según explicó Chacón.

Una oferta a otra institución pública desencadenó una investigación en el Ministerio de Cultura, la cual aún no concluye.

La posición del Archivo Nacional tras una consulta del Ministerio es que existe documentación que prueba que el Estado tramitó la compra de esos cuadernos.

José María Figueroa dejó a su muerte una cantidad no especificada de documentos, entre ellos el Álbum y los cuadernos.

El Álbum fue adquirido por el Estado por ¢2.500, mediante el acuerdo 147 del año 1900, firmado por el presidente Yglesias. Ese monto se canceló el 16 de noviembre de ese año.

El resto del material que dejó a su muerte (descrito como “los libros y mapas geográficos, históricos, genealógicos, etc.”) fue adquirido según el acuerdo 152, del año 1900, por ¢7.000 adicionales, defiende el Archivo Nacional, aunque aún no encuentra constancia del pago.

El Álbum llegó al Archivo en 1903, pero no sucedió lo mismo con los demás documentos.

Los herederos de Cristian Tattenbach creen que el Estado no pudo haber tenido interés en comprar documentos que en su momento carecían de interés histórico y que más bien se burlaban de los líderes de la época y califican los cuadernos como documentos privados.

Ivannia Montoya, oficial mayor del Ministerio de Cultura, dijo el viernes pasado a La Nación que el informe sobre los cuadernos estará listo en el corto plazo.

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En pocas palabras
“Si dice todo, todo es del Estado”

Virginia Chacón, Directora del Archivo Nacional
FUENTE: http://www.nacion.com/2010-04-20/AldeaGlobal/Relacionados/AldeaGlobal2340563.aspx

¿El Archivo Nacional está pidiendo la entrega de los cuadernos de Figueroa?
Sí, es lo que viene intentando desde el año 2007, que se enteró de su existencia gracias a doña Manuela Tattenbach Yglesias. Yo le escribí (lee textualmente) “es una suerte que usted como persona seria y responsable y con gran conciencia histórica haya hecho de nuestro conocimiento este importante hallazgo”. Es gracias a doña Manuela y su oferta de donación que nosotros nos dimos cuenta. Después la cosa se enturbió. Yo estoy esperando a que doña Manuela nos mande esos documentos.

¿Le preocupa la conservación de los documentos?
Sobre cualquier cosa, porque son patrimonio de todos los costarricenses. No sé quién los tiene, ni en qué condiciones.

¿Usted defiende que el Estado costarricense pagó por esos documentos en 1900?
No tan claramente. Lo único que yo le puedo decir con claridad es que aquí está un acuerdo, el 147 (del año 1900) que dice que a Gertrudis de Truque, sobrina de Figueroa, se le compra el Álbum de Figueroa –el cual en este momento está en el Archivo– y unos días después, en el acuerdo 152 además del Álbum se le compran todos los documentos que dejó Figueroa a la hora de su muerte. No puedo decir más.

¿Qué pasa si existe algo más de Figueroa que los cuadernos?
Nosotros vimos en la biblioteca de don Rafael Yglesias seis tomos y una pintura grande.

Eso no está en el inventario que realizó el Archivo Nacional.
No, porque el inventario nuestro en general dice “los documentos de José María Figueroa”, no dice ni que sean seis tomos. El acuerdo es muy general.

Pero, ¿qué pasa si otras personas tienen más documentos de Figueroa?
Probablemente sean patrimonio. Si el Estado adquirió todos, todos son del Estado. No obstante, quiero aclarar que no existe ningún inventario (del trabajo que realizó Figueroa durante su vida o de lo que dejó a su muerte).

¿Existe prueba de que el Estado haya pagado por esto?
El acuerdo 152 (del año 1900 para la compra) está ahí y no hay ningún acuerdo que haya echado atrás el 152. Lo que no tenemos es el libro contable del Estado donde se apuntan los gastos porque no tenemos completa la colección, no sé por qué. Sí logramos encontrar el pago por los primeros ¢2.500, pero no el resto.

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En pocas palabras
“Son patrimonio privado”

Carlos Porras, Vocero de poseedores de los cuadernos
FUENTE: http://www.nacion.com/2010-04-20/AldeaGlobal/Relacionados/AldeaGlobal2340572.aspx

El Archivo Nacional opina que los cuadernos deben estar bajo su resguardo porque son patrimonio. ¿Qué cree usted?
En este caso estamos ante una diferencia de prioridades. Para el Archivo Nacional, por el gran valor histórico de los documentos, la prioridad es preservarlos. Para los herederos de don Rafael Yglesias y para la Fundación Escuela para Todos, también por el gran valor histórico de los documentos, la prioridad es divulgarlos, difundirlos y hacerlos accesibles.

¿Qué opina del argumento de que el Estado compró esos documentos en el año 1900?
Los cuadernos son críticas ácidas, irónicas, sarcásticas y hasta groseras a todos los personajes de la política de las dos últimas décadas del siglo XIX. ¿Qué interés podía tener el Estado, en 1900, de adquirir ataques mordaces contra los próceres a los que se apresuraba a levantar monumentos? Se compraron los documentos de interés para la historia de Costa Rica. Sátiras, críticas ácidas y ataques a los próceres, no podían formar parte de dicho interés en 1900.
Lo que es un hecho es que estos cuadernos nunca estuvieron en poder del Estado, sino que permanecieron almacenados en una biblioteca privada que forma parte de un patrimonio privado.

¿Los cuadernos fueron tratados de vender?
La posibilidad fue considerada seriamente en algún momento, pero no se concretó.

¿Existe en poder de algún heredero otro material que pueda pertenecer a José María Figueroa?
No podría darle una respuesta puesto que no sé qué puede haber guardado en casas particulares. Sin embargo, me atrevo a manifestarle una suposición personal. Es poco probable que el Álbum, la correspondencia y los cuadernos sean lo único que quede de la producción de Figueroa. Confío en que, tal vez ocultos en otra biblioteca antigua, haya más material de este autor.

¿Qué sucederá con los cuadernos tras presentarse su edición facsimilar? 
Los costarricenses pueden estar seguros de que con estos cuadernos se hará lo mejor y lo correcto. Para decidir qué es lo mejor y lo correcto hay que considerar diversos criterios y por eso la decisión sobre su destino final aún no se ha tomado.

¿En qué condiciones se resguardan los cuadernos? 
Están en un recinto de acceso restringido, protegidos del fuego, la humedad, los insectos y cualquier otra eventual amenaza a su conservación.

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Edición facsimilar de dos cuadernos está lista

Pablo Fonseca Q.
FUENTE: http://www.nacion.com/2010-04-20/AldeaGlobal/Relacionados/AldeaGlobal2340607.aspx

Los poseedores de los cuadernos de Figueroa resaltan el hecho de que, aunque apenas descubiertos en el 2007, en el 2010 ya se presente una edición facsimilar de dos de los seis tomos.

En cambio, señalan, el Álbum de Figueroa lleva décadas en poder del Estado y aún no se ha editado. Según Virginia Chacón, directora del Archivo Nacional, esto es debido en parte a sus grandes dimensiones.

Según Carlos Porras, filólogo que ha seguido el proceso de la edición de los cuadernos y vocero de sus poseedores, al descubrirlos, la primera intención de la heredera Manuela Tattenbach Yglesias fue publicarlos y “ponerlos al alcance de los investigadores y del público en general como un aporte en beneficio de todos los costarricenses”.

Esa intención también la conocía Virginia Chacón, pues tramitó las gestiones de Tattenbach ante el Archivo para entregar los documentos de interés hallados en la biblioteca de Yglesias.

“Incluso la Junta Directa del Archivo estuvo de acuerdo con pagarle la digitalización de los cuadernos, entregarle una copia y que ella realizara la publicación”, aseguró Chacón.

Sin embargo, Tattenbach decidió realizar la edición por su cuenta, explicó Porras, con costarricenses que desencuadernaron los documentos, los restauraron parcialmente, los fotografiaron y luego los editaron e imprimieron.

Los dos primeros tomos de estos trabajos se presentarán la próxima semana de manera privada y a mediados de mayo más públicamente, explicó Porras.

El dinero servirá para apoyar el trabajo de la Fundación Escuela para Todos, un referente cultural costarricense que permitió a personas de zonas alejadas estudiaran a distancia por radio y así obtener su título de primaria.

“El Archivo Nacional visualiza la información como un estanque que debe llenarse y nosotros como un río que debe fluir”, concluyó Porras.

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