Inicio Noticias Tumbas de expresidentes son objeto de vandalismo y olvido
Tumbas de expresidentes son objeto de vandalismo y olvido

• Cementerio General de San José
• Delincuentes buscan piezas de bronce que adornan muchas sepulturas
• Desde el año 2000 el camposanto es patrimonio histórico, pero se deteriora

 

FUENTE: La Nación. Aldea Global, p. 20 A - 21 A
FECHA: Lunes 10 de mayo, 2010
DIRECCIÓN: http://www.nacion.com/2010-05-10/AldeaGlobal/FotoVideoDestacado/AldeaGlobal2359995.aspx
AUTOR: Pablo Fonseca Q. | This e-mail address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it

Olvidados por el Estado que alguna vez dirigieron y por la familia que engendraron, varios exmandatarios reposan en tumbas en las que el paso del tiempo y los vándalos han dejado su marca.

Placas, argollas y cadenas de bronce desaparecidas se unen a falta de limpieza y pintura, así como a la pérdida de mosaicos en el cementerio General de San José.

Uno de los casos más recientes de vandalismo se dio a conocer tras el robo de la placa de bronce de la tumba del expresidente Juan Rafael Mora Porras (1849-1859). Hace años ya le habían robado cadenas y un jarrón decorativo de gran tamaño.

Una visita de La Nación a este cementerio, declarado patrimonio histórico en el 2000, sirvió para comprobar los daños.

Vecino de Mora en el cementerio es el también expresidente Cleto González Víquez (1906-1910 y 1928-1932). A esta tumba le faltan trozos del mármol que forma el nombre del difunto.

El daño de la tumba de González Víquez es poco si se compara con las cercanas de Próspero Fernández (1882-1885) y Bernardo Soto (1886-1890), en las que desaparecieron cadenas y argollas.

Marvin Araya, trabajador independiente del cementerio desde hace décadas, dice que estos robos los cometen personas que luego venden el material a chatarreras cercanas para comprar droga, justo como ha sucedido en otros puntos del país con cables, rieles y tapas de alcantarillas.

El cementerio General es administrado por la Junta de Protección Social, la cual asegura que el mantenimiento de las tumbas corresponde a los familiares.

Mientras tanto, además de cadenas y argollas, a la sepultura del expresidente Rafael Ángel Calderón Guardia (1940-1944) también le sustrajeron un crucifijo de metal.

Pero, entre todas las sepulturas dañadas, destacan dos.

La primera es el mausoleo del expresidente León Cortés Castro (1936-1940), en que la frase “Homenaje del pueblo costarricense” en letras de bronce es ahora poco más que una mancha en el mármol. Otra mancha recuerda también el lugar donde hasta hace pocos años estuvieron el escudo de Costa Rica y el pebetero en bronce con que el Estado honró a Cortés.

La otra tumba en claro abandono es la del exjefe de Estado José Rafael de Gallegos (1833-1835). De ella desaparecieron sus mosaicos superiores, dejando que la tierra y la maleza la invadan. Además, está por desaparecer la pintura del nombre que la identifica.

En contraste con estas tumbas dañadas, se mantienen en buen estado la sencilla sepultura del primer jefe de Estado, Juan Mora Fernández (1829-1833), y la del primer presidente de la República, José María Castro Madriz (1848-1849 y 1866-1868).

También destaca por su buena condición la del expresidente Daniel Oduber Quirós (1974-1978).

Estado de tumbas es ‘razonablemente aceptable’, dicen sus administradores

Como “razonablemente aceptable” consideran en la Junta de Administración Social (JPS) el estado de las tumbas de los exmandatarios en el cementerio General, lugar que administran.

La JPS es la administradora de ese camposanto. La encargada de prensa, Elizabeth Badilla Calderón, respondió a consultas de La Nación sobre el deterioro de las tumbas recordando que, según el artículo 7 de la ley de cementerios, “es obligación de los dueños, arrendatarios o encargados mantener en buen estado de ornato y conservación las parcelas, mausoleos, tumbas y demás sitios particulares en los cementerios”.

A pesar de que la JPS gasta anualmente ¢43 millones en seguridad para el cementerio, los robos y daños a tumbas (no solamente de expresidentes, sino en general) sigue siendo problema.

Marvin Araya, trabajador independiente en el cementerio, confirmó el vandalismo.

“En las mismas noches que robaron la placa de la tumba del expresidente Mora se robaron 36 argollas de bronce italiano de otras tumbas”, manifestó Araya.

La compañía privada que contrató la JPS para cuidar el camposanto, Sevin S. A., no informó del robo a pesar de que el contrato la obligaba, según dijo la JPS, la cual además aseguró que se repondrá la placa de Mora y todo objeto del que se pruebe su robo.

Responsabilidad del Estado. Para Sandra Quirós, directora del Centro de Patrimonio del Ministerio de Cultura, si los dueños de las tumbas o los familiares no le dan el mantenimiento adecuado a las sepulturas, es obligación del Estado hacerlo.

Quirós explicó que el Ministerio de Cultura entregó un inventario completo del cementerio General a la JPS y le explicó el valor histórico y artístico de este camposanto.

“Ahí no solo reposan expresidentes, sino también beneméritos, científicos, escritores. Hay obras de arte muy valiosas, y todo está inventariado”, dijo Quirós.

“Si los familiares no le dan mantenimiento a la tumba es obligación del Estado hacerlo, porque el sitio es patrimonio y la ley lo obliga a protegerlo”, recalcó la funcionaria.

Familiares de exmandatarios consultados por La Nación aceptaron tener parte de la responsabilidad por los cuidados básicos de las tumbas, pero reclamaron falta de seguridad para evitar robos.

“La tumba de don Juan Rafael Mora ni siquiera es de de la familia, fue un regalo del Estado. Nosotros pagábamos el mantenimiento, algo que creo que ya nadie de la familia hace, pero lo que pasó ahí no fue falta de mantenimiento, fue un robo”, recordó Marissya Pinto, tataranieta del prócer nacional Juan Rafael Mora Porras, quien gobernó entre 1849 y 1859.

*